Malos hábitos que afectan a la productividad
Con la llegada de la TV por suscripción y la tentación de ver nuestras series favoritas, el virus de los malos hábitos de sueño se esparce como pólvora.
Lo que no sabe o no recuerda la mayoría es que este mal atenta contra nuestra calidad de vida de forma silenciosa, pero más concretamente contra nuestra productividad y rendimiento laboral.
En España, en general, se va a la cama tarde y se duerme poco.
En promedio, los españoles dedican al sueño unas 7,1 horas e incluso menos, frente a las 8 horas diarias que recomiendan dormir los expertos.
Investigaciones del sueño han confirmado que las personas que solo duermen 6 o 7 horas por noche durante dos semanas muestran síntomas de funcionar mal.
Las primeras en afectarse son la capacidad para tomar de decisiones, la productividad y la creatividad, pero no dormir bien tiene un impacto negativo importante en la vitalidad e, incluso, en la seguridad física.
Aquellos que no duermen como deberían se enfrentan al deterioro cognitivo.
Lo que queda claro es que dormir de 6 a 7 horas no es suficiente y las empresas lo saben.
Tan fundamental es dormir 8 horas como que el tiempo de descanso sea de calidad, por lo que la tendencia actual de las organizaciones y de figuras públicas como artistas, deportistas y celebridades es hacer cada vez más énfasis en la necesidad de dormir bien y suficiente como la mejor herramienta para mejorar el rendimiento.
Las empresas pueden promover hábitos saludables que incluyen más y mejores horas de sueño para ser más productivo, más creativo y tener una vida más satisfactoria.
La tecnología y la falta de sueño
La tecnología es nuestra aliada en muchos sentidos, pero a la vez puede influir negativamente en nuestro descanso y un sueño reparador.
El estar excesivamente conectados a todas horas con el móvil encendido o bien enganchados navegando por Internet a través del ordenador, puede restar horas necesarias a nuestro descanso.
Un error común es reducir el sueño para terminar un trabajo o estudiar.
El cerebro humano necesita descansar para consolidar la memoria, por lo que si se duerme y luego se retoma la tarea se alcanzarán mejores resultados y evitaremos cometer errores al escribir o entender una información.
Para muchos la cama es algo más que un lugar para dormir.
Y, en realidad, relacionarla con otras actividades como ver la TV, trabajar en el ordenador o revisar las redes sociales, no es muy recomendable.
Ello refuerza su asociación con el trabajo y la hiperactividad, en vez de con el descanso y el sueño.
Además, el mirar pantallas electrónicas al menos 30 minutos antes de acostarse puede inhibir la producción de melatonina, la hormona del sueño.
Esto sobre todo suele ocurrir en los más jóvenes, ya que poseen pupilas más grandes y retinas más transparentes, exponiéndose más a la luz que los mayores.
Ya se está hablando de un “insomnio tecnológico”, una patología clínica que origina falta de sueño y que es la causa de que muchas personas interrumpan su sueño a media noche y de forma aleatoria.
La luz de los móviles encendidos o incluso en modo vibración podría producir este tipo de trastorno.
Reparar los hábitos de sueño es posible
Es más fácil decirlo que hacerlo.
Como todos los malos hábitos, recuperar el dormir y descansar bien es complicado pero no imposible.
Lo primero es tomar conciencia y después ser perseverante en mantener una rutina y cumplirla.
El sueño es una de las principales necesidades del cuerpo humano, junto a una alimentación balanceada y ejercicio físico.
Pero, las obligaciones y la agitación de la vida diaria hacen que perdamos el norte del autocuidado.
Todo ello puede originar problemas graves a la salud como enfermedades del corazón, obesidad, diabetes, pérdida de la memoria a corto y largo plazo, entre otros males de la sociedad contemporánea.
Además de las recomendaciones ya comentadas, tener una hora de acostarse constante, limitar el consumo de alcohol, evitar las bebidas gaseosas y la cafeína, así como hacer suficiente ejercicio durante el día es fundamental.
Antes de irse a la cama, se aconseja además tomar una ducha para relajar el cuerpo, tomar una bebida caliente como el té, leer una novela y acondicionar el dormitorio para inducir el sueño.
La cantidad de luz, la temperatura y la comodidad de la cama pueden hacer de las suyas y perturbar la calidad de sueño.
Perder el exceso de peso es también una de las principales prescripciones.
Los trabajadores obesos padecen más pérdida de productividad que los trabajadores con peso normal.
Si a ello le sumamos que la apnea del sueño y la obesidad están interrelacionadas según estudios realizados, encontraremos una combinación fatal que seguramente tendrá serias complicaciones.
Por último, es necesario dejar fuera de las sábanas a las preocupaciones y el estrés. Irse a la cama pensando cómo resolver ese problema que te angustia no servirá sino para inquietar negativamente tu sueño.
Es preferible descansar para enfrentar el obstáculo con más fuerza vital y mente fresca al día siguiente, o incluso si tienes suerte recibir algún sabio consejo de la almohada.
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