El 52% de las personas que cuidan a otros padecen del síndrome de cuidador.

De ellos, un 36% tiene depresión y el 98% sufre de trastornos de ansiedad.

Estas cifras responden a las situaciones estresantes y agotadoras que vivencian durante el desempeño diario de su labor y que conllevan su desgaste emocional.

Con frecuencia, las personas que se dedican a cuidar de otros no cuentan con recursos personales suficientes para gestionar sus emociones y sobrellevar las circunstancias.

Esto los hace sentir desbordados, agotados física y mentalmente.

Como el síndrome del cuidador aparece de modo paulatino, los propios cuidadores no se dan cuenta de que lo están sufriendo y por ello tampoco pueden solicitar ayuda.

Esta es la razón por la que es tan importante estar atentos a los síntomas y las señales de alarma que se manifiestan cuando inicia este trastorno.

¿Cómo sabes que padeces de síndrome del cuidador?

¿Cómo sabes que padeces de síndrome del cuidador?

Los síntomas y las señales del síndrome del cuidador son variados.

A continuación ofrecemos una guía para conocer si se está empezando a sufrir de este padecimiento:

Sientes cansancio físico mantenido todos los días.
Tu apetito ha aumentado o disminuido.
Durante el día padeces de dolores musculares.
Con frecuencia sufres de alteraciones del sueño.
Has empezado a ingerir un consumo excesivo de alcohol, tabaco, o bebidas con cafeína.
Te has percatado de un reciente abandono de tu imagen corporal.
Lloras o sientes desesperanza y apatía a lo largo del día.
Actúas con irritabilidad y mal humor.
Te encuentras con dificultad para concentrarte.
No disfrutas como antes tus hobbies y actividades sociales.
Tiendes al aislamiento.

Escuchar las emociones para gestionarlas: clave para afrontar el síndrome del cuidador

Escuchar las emociones para gestionarlas: clave para afrontar el síndrome del cuidador

Si te sientes identificado con algunas de las afirmaciones que indicamos en el apartado anterior, puedes padecer actualmente del síndrome del cuidador.

Si es así, debes aceptar que no se trata de una actitud de debilidad, sino de una situación que con frecuencia sufren quienes cuidan de otros.

Buscar ayuda especializada es importante, así como escuchar nuestras emociones para saber gestionarlas.

Escuchar lo que sentimos pasa por expresarlo y reconocer cuáles son nuestras emociones.

Esto nos permitirá sentirnos más plenos y fortalecidos.

Como cuidadores de otros podemos llegar a sentir emociones contrapuestas.

POR EJEMPLO,

  • Podemos sentirnos alegres por ocuparnos de alguien y a la vez tristes por ver a esa persona decaer física o mentalmente.
  • Sentir miedo o temor acerca de si seremos capaces de asumir el reto de cuidar a esa persona.
  • Culpa por cometer a veces errores.
  • Frustración cuando la situación en ocasiones se nos escapa de las manos.

 

Lo importante es darse permiso para sentir lo que se está sintiendo.

Es preciso recordar que las emociones por sí mismas no son ni positivas ni negativas.

Son nuestra respuesta a los estímulos y situaciones que vivimos y que nos permiten adaptarnos.

Una vez que conocemos nuestras emociones debemos trabajar en gestionarlas de la forma adecuada.

Esto no es fácil de inicio pues estamos acostumbrados a negar lo que sentimos y algunas veces lo cuestionamos de forma negativa.

Una vez conscientes de ello, podemos hacer espacio a nuestras emociones, y sentirnos más libres.

Convertirse en cuidador profesional ¿sirves para ello?

 

A continuación, algunas claves para gestionar nuestras emociones:

  • A lo largo del día podemos sentir múltiples emociones al cuidar de otro.
    Si reconoces entre ellas a la ira y el resentimiento, un fuerte enfado o enojo, debes primero perdonarte y recordar que eres humano.
    Aléjate por un momento de la situación que causó ese sentimiento, respira y concéntrate en una próxima acción positiva que se requiere para el cuidado de la persona.
  • Si lo que sientes son muchas preocupaciones, miedo y ansiedad, presta atención en ti mismo y en atender tu propia necesidad de seguridad y autoestima.
    Recuerda todo lo que eres capaz de hacer bien y alguna situación en la que has puesto en práctica tus conocimientos y experiencia de forma exitosa.
    Presta atención a aquello que puedes controlar y organízate para llevarlo a cabo adecuadamente.
  • La culpa es otra emoción muy frecuente en los cuidadores.
    La clave es no dejarse llevar por este sentimiento. Si sientes que no estás haciendo lo suficiente, haz el ejercicio de imaginar qué sucedería si no estuvieras allí para apoyar a esa persona y cuidarla. Valora tu presencia.
  • Si la tristeza y la depresión te acompañan con demasiada frecuencia, puedes estar deprimido y debes buscar a la mayor brevedad ayuda de un profesional cualificado.
    Visita a tu médico o psicólogo, practica ejercicio o camina disfrutando de la naturaleza y comunícate con tus seres queridos y amigos.
    Todas estas acciones mejorarán tu estado de ánimo.

¿Cómo puedo prevenir el síndrome del cuidador?

¿Cómo puedo prevenir el síndrome del cuidador?

Si acaso crees que no padeces del síndrome del cuidador pero quieres prevenir al máximo ser una víctima de este padecimiento, el secreto es centrarte en tu autocuidado y autorregulación.

Para prevenir el síndrome del cuidador sigue los siguientes consejos:

Reserva tiempo para ti. Toma descansos y disfruta de lo que te gusta. Revisa cuáles son tus derechos como cuidador en el siguiente post:

Cuidar de las personas cuidadoras ¿a qué tienen derecho?

Expresa tus emociones con alguien de confianza como un amigo o un terapeuta, o únete a un grupo de apoyo.

Ello te proporcionará un espacio seguro para hablar sobre lo que te preocupa

Cuida de tu salud física.

Come sano, haz ejercicio por 30 minutos al día, duerme las horas recomendadas y visita a tu médico regularmente

Céntrate en lo positivo para evitar el agotamiento y la depresión.

En caso de que surjan emociones contradictorias no olvides identificarlas y gestionarlas como hemos señalado a lo largo de este post.

 

Prepárate para conocer las claves para cuidar a nuestros mayores

 

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