Para convertirse en cuidador profesional se necesita amar la labor que se hace, a la par que una preparación adecuada para dedicarse a ello.
Ser cuidador es de esos oficios que nacen de la vocación que cada persona siente y de poseer unas determinadas cualidades personales como la capacidad para ofrecer cariño, la paciencia y el ponerse en el lugar del otro.
Ser cuidador no solo se trata de una salida profesional o una forma de obtener ingresos.
Si es así, termina por convertirse en una experiencia muy poco satisfactoria.
O peor aún puede resultar perjudicial tanto para la persona que requiere los cuidados como para el cuidador.
En este post te ofrecemos un resumen de las aptitudes que debe poseer una persona para convertirse en cuidador profesional y generar un auténtico vínculo de confianza con las personas que necesitan de tus servicios y acompañamiento:
1. Tener vocación.
Quien desee convertirse en cuidador profesional debe sentirse a gusto con dedicar una buena parte de su tiempo al cuidado de otros.
En especial porque ello implica una importante demanda de energía física y mental.
2. Ser humano.
Parece una redundancia pero no es así.
La propia humanidad es el principal requisito para entender lo que necesita otro ser humano.
Todos hemos pasado por algún momento en el que hemos tenido que ser cuidados por otra persona y esa vivencia debe permitirnos empatizar, crear un contacto cercano, pero siempre con respeto a la individualidad
3. Ponerse al servicio de otro.
Hacer favores a otros no siempre implica un sentido de lo que significa estar verdaderamente disponible para servir.
La diligencia y prontitud ante las solicitudes que otro nos hace, el esfuerzo que ponemos en que esté a gusto y la generosidad con que ofrecemos nuestro apoyo hace la diferencia
4. Perseverar.
Atender y cuidar a otras personas puede resultar exigente y agotador.
Se trata de un oficio que supone un importante esfuerzo y sacrificios.
Pero si se posee la vocación correcta sentiremos que esta labor nos satisface inmensamente.
La mayor recompensa estará en la sonrisa de esa persona que cuidamos o en verla hacer pequeños progresos todos los días
5. Actuar con honestidad.
Generar un vínculo de confianza requiere justamente de una actuación plena en valores como la integridad y la verdad.
No podemos olvidar que somos los ojos, las manos y los oídos de la persona que cuidamos.
Nuestro compromiso será siempre con ella
6. Comunicarse adecuadamente.
Entre el cuidador y la persona que recibe los cuidados debe forjarse una relación que se fortalece con el tiempo compartido.
Una adecuada comunicación y hacer partícipe a las personas de las acciones que se requieren para su cuidado ayuda enormemente a mantener una efectiva interacción.
El trato amable y con simpatía hacia el usuario del servicio y sus familiares siempre serán grandes aliados
7. Ser optimista.
Darle alegría, ilusión y esperanza a quienes cuidamos hace que cada día sea más llevadero.
Además, fortalece la autoestima y la confianza de las propias personas dependientes quienes con frecuencia sufren de altibajos emocionales
8. Cultivar la paciencia.
Especialmente si las personas que cuidamos son adultas y dependientes, la paciencia será imprescindible para mantener una relación duradera en el tiempo.
Muchos son los momentos de malestar y tensión que pueden presentarse a lo largo de los días y ello requerirá una buena dosis de entendimiento, tolerancia y resolución amable de los conflictos
9. Hacer uso de la inteligencia emocional.
Los buenos cuidadores gestionan de la forma adecuada sus emociones y apoyan a otros también a autocontrolarse.
Ello implica adquirir herramientas y recursos, así como el desarrollo de una serie de capacidades.
10. Anticiparse a las situaciones.
Además de atender las solicitudes de las personas dependientes, un cuidador debe estar alerta y prever aquellas situaciones de riesgo que puedan presentarse como parte de la cotidianidad.
11. Desarrollar la propia fortaleza física y mental.
Como se ha señalado, la labor de los cuidadores puede ser estresante y exigir mucho físicamente.
Por ello es de suma importancia que quienes se dediquen a esta profesión posean un buen estado de salud físico y psíquico que debe mantenerse día a día a través del autocuidado.
12. Adquirir una formación adecuada.
Todos los aspectos antes comentados son relevantes pero nada como prepararse y entrenarse para lo que va a ser la propia profesión y labor de todos los días.
Cada persona que requiere cuidados, dependiendo de su nivel de discapacidad o edad es distinta y se precisa saber a cabalidad cómo proceder.
De igual forma, desarrollar las competencias necesarias para desempeñarse en este sector es determinante.
Ciertamente, ser titulado universitario es un plus en el currículo.
Pero también es posible dedicarse a esta loable profesión acreditándose a través de la formación para el empleo.
En el post Prepararse para cuidar a otros: los distintos perfiles del cuidador profesional te explicamos más sobre las vías formativas para desempeñarse como cuidador en el sector sociosanitario.
La Ley de Dependencia establece que un cuidador profesional tanto si trabaja a domicilio como si lo hace para una institución debe formarse.
En España esta formación se encuentra regulada a través de varias normativas, que señalan que quien se dedique a trabajar en el sector sociosanitario debe disponer de un Certificado de Profesionalidad en:
1. Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes en Instituciones Sociales, el cual habilita tanto para trabajar en residencias o centros de día como en domicilios.
Esta acreditación se obtiene con 450 horas de formación, incluyendo formación práctica en centros de trabajo.
Una vez obtenida se puede ejercer como cuidador profesional (Auxiliar Sociosanitario) tanto en Residencias, Centros de día como en el ámbito domiciliario (RD 1379/2008, de 1 de agosto, modificado por el RD 721/2011, de 20 de mayo, modificado por el RD 625/2013, de 2 de agosto).
Para optar por este Certificado es preciso poseer Título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), un Certificado de Profesionalidad de Nivel 1 de la misma familia y área profesional o un Certificado de Profesionalidad de Nivel 2, aprobar la prueba de acceso a Ciclos Formativos de Grado Medio o prueba de acceso a la Universidad para mayores de 25 años.
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2. Atención Sociosanitaria a Personas en el Domicilio, el cual sólo habilita para trabajar en domicilios.
Esta también es una capacitación para el empleo mediante la que se obtiene un certificado de profesionalidad dentro del Catálogo Nacional de cualificaciones profesionales que habilita solamente para trabajar en el ámbito domiciliario (Auxiliar de ayuda a domicilio) (RD 1379/2008, de 1 de agosto, modificado por el RD 721/2011, de 20 de mayo).
Tiene una duración de 600 horas.
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